viernes, 29 de julio de 2016

Pasados los primeros efectos... Hace falta un mes para crear virtudes

Al parecer, ha sido un éxito el campamento. Los chavales han vuelto a casa mejor que como salieron. Es cierto que no puede ser una experiencia que se mantenga en el tiempo indefinidamente. Por experiencia, un campamento de diez días, aunque pueda ser algo muy bonito, es imposible que cambie drásticamente la vida de un chaval, si no tiene un refuerzo que se mantenga en el tiempo. Habitualmente, hace falta un mes, más o menos, para que determinados actos se conviertan en virtudes.

Por eso es imprescindible que en casa sigan realizando aquellas cosas que empezaron a hacer en el campamento o se perderá el fruto. Si Dios quiere, en agosto, con los monitores que queden en Madrid, haremos alguna otra actividad que mantenga el espíritu del campamento vivo en la retina de los chavales. Luego, en septiembre volverán con las actividades acostumbradas durante el curso, pero lo que realmente se necesita es que la familia se involucre y les acompañéis a Misa, que les facilitéis poder venir a un sagrario a rezar un ratito, que recéis con ellos el Rosario... Que les animéis a confesarse cada dos semanas...

En fin, si queréis que lo que hemos vivido en el campamento se prolongue a lo largo de toda su vida, necesitamos que puedan vivirlo ininterrumpidamente durante al menos un mes.

La pelota está en vuestro tejado.

martes, 12 de julio de 2016

Terminado el campamento...


Una cosa que siempre me ha dado mucho miedo de los campamentos es que se quede en una anécdota bonita y se acabó.

Para eso no hacemos el despliegue de medios que supone un campamento. ¿Cuál es el fin que pretendemos? Algo tan sencillo como que tengan una experiencia personal de Cristo y que se den cuenta de que para vivir esto en su día a día necesitamos cuatro cosas:

1.- Sacramentos habituales: Misa diaria y confesión periódica;
2.- Oración diaria;
3.-  Una comunidad cristiana en la que apoyarnos;
4.- Una verdadera lucha diaria por amar como Cristo nos ama.

Estos días vengo observando que hay un grupito de chavales del campamento que se están ayudando mutuamente a ir a Misa diaria, quedando entre ellos. Éste es el fruto del campamento y ésta es la responsabilidad de los padres de ayudarles a perseverar.

Rezo porque el próximo curso, todos los chavales que habéis venido al campamento podáis vivir vuestra fe en una comunidad cristiana viva de verdad y porque los padres les acompañéis en esta experiencia tan real y viva de vivir con Cristo todos los días de nuestra vida. 

Eso sí que será un cesto de frutos.

Os pido también oraciones por sus padres, para que sepan alentarles y acompañarles en este camino tan precioso de buscar a Dios en la propia vida, que a veces, os cuesta más a los padres que a los hijos.

Un abrazo fuerte. Un día que me encuentre con ánimos os contaré una anécdota que me acaba de ocurrir con la madre de uno de los chicos. A veces, no entiendo por qué algunas personas envían a sus hijos a la parroquia. No sé de qué esperaban que les habláramos... Simplemente rezo porque vuestros hijos puedan mostraros el camino de la plenitud cristiana.

Y eso me lleva a daros más especialmente las gracias a todos los que enviáis a vuestros hijos a nuestras actividades porque precisamente buscáis que se encuentren con Jesús y vivan con Él en esta vida y en la gloria y les acompañáis, les ayudáis a perseverar, rezáis por ellos y les dais un ejemplo vivo y estupendo, en medio de nuestras debilidades. Os bendigo con las dos manos porque no tengo cuatro. El auténtico heroísmo es el vuestro, día tras día, aunque a veces tengáis que luchar contra toda esperanza, no os desaniméis nunca, que Dios está detrás, ofreciendo su Gracia. Las vuestras son las auténticas familias que Dios quiere. En vuestro caso, la comunidad y la familia se identifican.

lunes, 11 de julio de 2016

Hasta pronto

Os mando las últimas que hicimos ayer, un abrazo a todos y cuidármelos bien hasta la próxima.









uidármelos hasta el año que viene.

domingo, 10 de julio de 2016

Ultima pelea contra monitores, oración comida y recogida

Muchas gracias por estos días, ha sido una pasada disfrutar con vuestros hijos.
Me voy con espíritu renovado a Madrid.
He tenido la enorme suerte de vivir unos días repletos de sentimientos. Gracias a cada uno de vosotros, gracias a los viejunos por ser como son, al amigo de Felix Rodríguez por sus preguntas a los monitores por su total entrega y simpatía, a DonBOR por enseñarnos a rezar y a vivir a Dios de otra manera más completa, y sobre todo me llevo el corazón lleno de todas esas risas, gritos, canciones carreras y amor, porque es una pasada haber podido salir de mi rutina y volver a disfrutar de las cosas pequeñas y de la gente pequeña sin prisas, me voy con el alma llena.


Procesión del sobao








Multideporte


























La pose de todos los días


Mis pupilas, las echaré de menos!!!!










Corajeeeeeeeee



Fotos realizadas por mis ayudantes








Vuelo sin motor























Misa de despedida